Tras coronar esta hermosa cumbre y contemplar durante media hora todo el esplendor de los Picos de Europa, iniciamos el descenso hacia Tielve, pero antes paramos a comer a la sombra de unos árboles. Tras enfilar una pequeña canal, que nos llevó a una extensa pradería, llegamos a una pista que nos condujo sin pérdida hasta el pueblo de Tielve. Algunos valientes continuaron el descenso hasta Poncebos, pero la mayoría optaron por tomar unas cervezas y comprar queso de Cabrales en Tielve.