Las condiciones climatológicas, sin ser malas, tampoco eran las más idóneas, ya que la niebla nos acompañó durante todo el recorrido y no nos permitió visualizar las cumbres que en condiciones normales es posible avistar durante buena parte de la ruta.
La travesía se finalizó en Sotres, precioso pueblo cabraliego, donde pudimos disfrutar de unos ricos culetes de sidra.